Con la Bultaco Sherpa al Himalaya

El éxito de la operación Impala que llevó a aquel intrépido grupo de montesistas a completar una fantástica aventura por África y se convirtió en una extraordinaria campaña de marketing, fue sin duda un precedente que estimuló a Bultaco a enredarse en otra mítica aventura para la Historia en la que la protagonista sería otra leyenda mecánica, la Sherpa 350. Con semejante máquina lograron el record de mayor altitud alcanzada por una motocicleta por sus propios medios, 5.156 metros, un record fugaz, ya verás.

Así, en 1973, seis bultaquistas  de renombrado reconocimiento trialero, amigos y residentes en Barcelona, salieron de la ciudad condal con destino a Nepal para acercarse al cielo en aquella moto, subiendo por las temidas sendas del Himalaya. Hoy, las restricciones medioambientales harían impensable algo similar, pero aquellos eran tiempos de aventura en los que un grupo de amigos se enredaba en historias hasta temerarias por el simple placer del “un poco más difícil todavía”.

Los seis eran socios del Moto Club Igualada, Rafa Puig Bultó, Dimas Veiga, Jaume Samsó Puig, Ramón García-Nieto, Lluís Solé Guillaume y Gerardo Pascual, y consiguieron el apoyo financiero y técnico de Bultaco, prepararon las seis Bultaco Sherpa 350 y se embarcaron hacia lo más alto del planeta donde las bajas temperaturas y un complicado terreno dibujaban el desafío inédito.  Además de la preparación de las motos depósitos, carburación, coronas, culatas…, la logística alcanzaba hasta diez grandes cajas de madera repletas de material de alta montaña, víveres, medicinas, repuestos… que se sumaban a las seis cajas que contenían las motos con las que iban a intentar el reto.

En el difícil aeropuerto de Katmadú se instaló la primera base de recepción y, desde allí, en avionetas tipo Pilatus Porter, volaron hasta Lukla, a 2.800 metros de altitud, un aeropuerto con una pista de 400 metros rodeada de precipicios que dejó al de Katmandú como una piedra a un misil. Sin duda, un aviso para navegantes sobre lo que les esperaba. Acompañados por un médico que se antojaba imprescindible, contrataron a un guía-traductor, un cocinero, tres sherpas y 55 porteadores que cargaban 35 kg de material cada uno. La expedición era de traca en aquella época.

El 7 de noviembre de 1973 se ponían en marcha para tardar hora y media en recorrer los primeros 3 km. Con temperaturas que bajaban a – 12 grados, subir era complicado de narices, pero bajar lo era mucho más, con el riesgo casi constante de despeñarse ladera abajo.

La dura jornada de un día acababa con el montaje del campamento que, además de las tiendas para dormir, disponía de una gran tienda en la que se instalaba la cocina – comedor y hacia de sala de reunión donde se planificaba la siguiente jornada. Para llegar al campamento de Namche Bazar, el más importante de la cordillera y situado a 3.440 metros, había que ascender más de 700 metros en poco más de 2 km.

Cuando llegaron a Namche Bazar se encontraron con un centenar de cabañas y pequeñas casas entre las que debían encontrar la del funcionario que les tramitaría el pasaporte especial para poder circular con moto por la cordillera del Himalaya tras los correspondientes obsequios, botella de Fundador, cartón de Ducados y esas cosas a las que andaban acostumbradas las burocracias lugareñas.

El siguiente objetivo era el poblado de Thyangboche, donde se encuentra el monasterio budista más alto del mundo, a 3.846 metros de altitud. Desde allí continuaron la escalada hasta los  4.412 metros donde se encuentra Dhyangboche, cuatro casas rodeadas de montañas nevadas de 6000 metros y donde, por la noche, el termómetro rozaba los – 20 grados. La cosa se iba complicando metro a metro y a la fatiga se sumaba la falta de oxígeno para llegar al lugar donde se instalaría el nuevo campamento, en Bibre, situado a 4560 metros de altitud.

Frente a la inmensa planicie cubierta de nieve del glaciar Imja Khola las seis Sherpa iniciaron lo que iba a ser su última etapa. La blanda y profunda nieve detuvo a la exhausta expedición a las 14:05 horas del 16 de noviembre, cuando el altímetro marca 5156 metros, poniendo fin a la aventura con aquel record para la historia.

Aunque muchos pensaron que aquel record perduraría para siempre, tardaron poco en superarlo con otras dos expediciones sobre la misma Bultaco Sherpa T, la expedición Moto Igualada-Kilimanjaro que llegó a los 5.895 metros en 1974 y la Moto Igualada-Aconcagua, 6.800 metros en 1977. Sí, otras historias, quizás para otro día.

Himalaya Namaste. Bultaco, la moto que conquistó el Himalaya. Editado por Grup Graphic Dibest en 1998 es un libro que rindió tributo a la gesta, publicado en su 25 aniversario y conteniendo los manuscritos originales de Dimas Veiga.

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